miércoles, 9 de junio de 2010

Sobre un Mundial ideal

(Rantanen asomó la cabeza, pero ahora se tiene que conformar con un R2)

Una vez vueltos de Holkýlandia y con las neuronas en forma tras reblandecerse por aquellos lares (tanto por el calor ambiental como por el otro), me planteaba si realmente el problema del Mundial de Rallyes es de pilotos... ni de coña. La pena, y la injusticia, es no poder tener coches para todos.

No hablo de pilotos capaces de luchar por el Mundial contra Sébastien Loeb, prefiero admitir que es un extraterrestre y va a seguir ganando hasta que se aburra, pero sí de pilotos que podrían luchar por podios, por los puntos... simplemente pilotos con bastantes más manos que la Banda de los Cinco Minutos (los Stobart, Räikkönen, Villagra, Block, Al Qassimi...).

No puedo ocultar que tengo bastantes esperanzas depositadas en Prodrive y su proyecto con Mini, después de que hayan salido nombres como los de Per-Gunnar Andersson, Jarkko Nikkara (otro corriendo con un Twingo R2 cuando debería estar en el SWRC como mínimo), o Mads Ostberg (que se merece mucho más de lo que le da su vetusto Impreza WRC).

Pero no son los únicos que deberían estar ahí. En los últimos años hemos visto desfilar pilotos por el WRC que se merecían seguir corriendo, y por A o por B deben quedarse en casa. Urmo Aava es uno de ellos, Matti Rantanen otro que se merece más que correr el Mil Lagos cada año. Y Barry Clark pasó de correr en 2008 varias pruebas con Ford, tras ganar la Fiesta STI, a ser mecánico de M-Sport, mostrando lo mucho que cuida Malcolm Wilson su cantera... Algo similar a lo que hizo Red Bull con Aigner: de promesa en 2006, a ganar el PWRC en 2008... y a casa.

Tampoco me olvido de los ya maduritos. Chris Atkinson se vio sin volante cuando le mojaba la oreja a Petter Solberg, y ahora se tiene que conformar con esa carraca que es el Proton Satria Neo S2000, Toni Gardemeister sigue teniendo mano por mucho que la temporada con Suzuki fuera un desastre, y no hay derecho a que Gigi Galli se tenga que ver obligado a pasarse al "drifting".

Otra de las esperanzas es el IRC. Siendo egoista, me gustaría que perdurase muchos años, los suficientes como para que el Mundial de Rallyes vuelva a ser lo que era, pero es indudable que éste ganaría muchos enteros si Kris Meeke, Juho Hänninen, Andreas Mikkelsen o Guy Wilks corrieran en él. Por no hablar de los destellos puntuales que podría dar Jan Kopecký en asfalto. Más todos esos pilotos que cuando llega el IRC a su país, dan que hablar, algo que se ha perdido en el Mundial: Magalhaes, Andreucci, Loix, Casier, Kresta, Valousek...

Me jode también que el Mundial tenga tan buenos pilotos en sus categorías inferiores, y no se haga nada por facilitarles el acceso (reitero mis insultos a quien decidió que había que meter 1.6 turbo y terminar con las homologaciones de S2000). ¿Alguien se imagina si Pons, Al-Attiyah, Arai, Araújo, Prokop, Ketomaa, Sandell, Tuohino, Tänak, tuvieran los mismos coches que los grandes?

Pilotos hay decenas, es evidente que ni en un mundo ideal con ocho marcas implicadas todos ellos lograrían montarse en un WRC, pero desde luego sí que mejoraría mucho el panorama si algunos de ellos lograran asiento, y estoy seguro de que al menos nos libraríamos del bochorno que supone ver a ciertos indeseables en la zona de puntos rally sí, rally también. Luego vienen los Top Ten para auténticos mancos, mientras las manos de verdad se desperdician en certámenes nacionales.

Ojalá Juha Kankkunen convenza a Jean Todt de que sus pasos para un nuevo WRC (ver últimos posts) son los correctos, y proliferen los equipos privados, como hasta hace pocos años.

Y cuando digo privados, digo privados de verdad, que haya un mundial de Constructores auténtico, en el que cualquier coche de cualquier marca pueda puntuar (aunque se limite a los dos mejores clasificados), y si hace falta, otro de equipos excluyendo a los equipos oficiales. Pero ver cómo "Citroën Junior" y "Stobart" son considerados constructores simplemente me repugna.

Enfín, ojalá esto mejore en los próximos dos o tres años. Porque por mucho que nos vendan que los S1600T son la panacea, quedan seis meses para las homologaciones y aún no se saben todos sus datos. Y dudo mucho que Citroën, Ford o Prodrive lleguen a tiempo para construir más de dos o tres unidades para la primera cita del campeonato.

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